El sistema Suzuki respeta el ritmo de aprendizaje del niño/a de manera que cada estudiante desarrolla sus habilidades musicales de forma natural.
A través de la metodología Suzuki los alumnos/as experimentan múltiples beneficios:
Cultiva el desarrollo auditivo: Además de ser útil para la formación musical, también lo es para el resto de su formación intelectual.
Desarrolla la psicomotricidad fina y el sentido del ritmo: lo que incide en la formación física y motora, proporcionándole un mejor sentido del equilibrio, de la lateralidad y de la motricidad.
Desarrolla la disciplina: la constancia y la valoración del esfuerzo para conseguir las metas.
La práctica en grupo: fomenta la interacción social, las relaciones humanas, el intercambio respetuoso de ideas y la práctica de la música en un entorno lúdico y distendido, desarrollando las habilidades sociales y emocionales, la empatía, el respeto a uno mismo y a los demás.
La metodología Suzuki concede especial importancia a la formación de la personalidad del individuo, creando un entorno pedagógico que afianza en el niño/a la seguridad en sí mismo, la motivación interna, la autoconfianza y, en definitiva, la autoestima, esencial en todas las facetas de su vida.
Favorece: la observación, la atención, la concentración, el desarrollo de la memoria, la agilidad mental y la capacidad de reacción, lo que ayuda a potenciar los buenos hábitos de estudio y un sentido crítico constructivo.